68º Festival de la Canción de Eurovisión
The Code (Nemo) - Suiza
Tras la victoria de Loreen con su tema Tattoo en 2023, la 68ª edición del Festival de la Canción de Eurovisión se celebró en Malmö, Suecia los días 7, 9 y 11 de mayo de 2023 con la participación de 37 países (el mismo número que en la edición anterior).Esta era la séptima vez que Suecia organizaba el certamen (1975, 1985, 1992, 2000, 2013, 2016) y la tercera que se celebraba en Malmö (1992, 2013).
Suiza se alzó con su tercera victoria (1956, 1988) en el concurso gracias a Nemo, un torbellino de energía de 24 años que impresionó interpretando en directo una canción que habla de su propia liberación personal y de romper los códigos, combinando el lírico con el rap y los ritmos urbanos. A las piruetas vocales que exigía la canción, Nemo sumó las numerosas acrobacias físicas que realizó sobre una plataforma móvil en forma de disco sin que le temblase un segundo la voz. The Code superó al gran favorito de las apuestas, el croata Baby Lasagna. La potente propuesta rock de Croacia fue primera en el tele-voto global, pero Nemo había conseguido previamente un abrumador e incontestable apoyo de todos los jurados que impidió que la victoria se le escapara.
Los suecos, como era de esperar pues ya nos tienen acostumbrados, tenían preparado un espectacular certamen tecnológicamente apabullante y visualmente impactante en el año en que se celebraba el cincuenta aniversario de la victoria de ABBA en Brighton, pero una cadena de despropósitos convirtió la semana más esperada por los euro-fans en la más polémica de la historia.
La atención mediática sobre el Festival de la Canción de Eurovisión 2024 estuvo desde el inicio secuestrada por la participación de Israel en un contexto de indignación internacional por la matanza indiscriminada de civiles palestinos en Gaza y la organización exhibió una total y patética impotencia para controlar la situación permitiendo que todo transcurriera en un ambiente caótico. En un más que cuestionable intento por ser políticamente correcta la organización olvidó que Eurovisión es y ha sido históricamente la plataforma en la que se han reivindicado la libertad de expresión y los valores europeos, pero lamentablemente eso no fue así en Malmö. En muchos sentidos lo acaecido allí este año fue vergonzoso: Al exparticipante sueco Eric Saade se le reprendió por llevar un pañuelo palestino en el brazo y el video de su actuación se retiró de la página oficial. Las protestas del público fueron ocultadas con tecnología, algo que sería realmente más propio de una dictadura. Se acalló la opinión de cantantes participantes como la irlandesa Bambie Thug y se permitió que periodistas israelíes intimidaran a periodistas como al español Juanma Fernández. Nemo, primer artista no binario declarado en Eurovisión, y a la postre gran protagonista de la final, tuvo que introducir a escondidas la bandera que representa a las personas no binarias para poder llevarla en el desfile porque dicha bandera no estaba incluida en la lista de permitidas. El sin sentido de permitir solo las banderas de los países participantes llevó al absurdo de prohibir portar la bandera de la Unión Europea y obligar a quienes la llevaban a deshacerse de ella tirándola a la basura. Este hecho insólito y vergonzoso provocó un enfado mayúsculo de la Comisión Europea que se apresuró a pedir explicaciones al supervisor ejecutivo del Festival de Eurovisión, Martin Österdahl, quien ya el sábado tuvo que aguantar estoicamente el sonorosísimo abucheo que le dedicaron todos los euro-fans durante la final antes de dar paso a las votaciones.
A pocas horas de la final se llegó a mascar el desastre. Las delegaciones de Grecia, Suiza e Irlanda no acudieron al ensayo mientras que el francés Slimane decidió interrumpir el suyo para hacer un discurso en favor de la paz. En protesta por las presiones a periodistas los países del big-five y Suecia no acudieron a su rueda de prensa mientras que por su parte la intérprete italiana cogía el micrófono de la sala de prensa para cantar ante los periodistas “Imagine” el himno pacifista escrito por John Lennon.
Por si todo esto no fuera suficiente y el ambiente no hubiera estado ya lo suficientemente enrarecido, el representante neerlandés Joost Klein fue descalificado de la final de Eurovisión, a pocas horas de que esta se celebrase, por supuestamente mostrar una actitud agresiva hacia una camarógrafa. La protesta de la delegación de Países Bajos que consideró totalmente desproporcionada la medida no impidió que la UER mantuviera esta decisión insólita y nunca antes tomada de apear a un país de la competición horas antes de la gran final. Países Bajos era hasta ese momento uno de los favoritos y la suya una de las propuestas más queridas por los euro-fans. Al momento de escribir esto todavía no está claro ni se ha hecho público qué es realmente lo que pasó.
Al terminar su actuación tras la victoria, Nemo se hincó de rodillas en el escenario y apoyó el micrófono de cristal en el suelo con tal fuerza que este se hizo añicos ante la mirada alucinada de millones de espectadores. En la rueda de prensa posterior a su victoria, admitió que el trofeo se le había partido y le habían dado otro, y provechó la ocasión para lanzar un dardo a la organización poniendo el dedo en la llaga: “Un trofeo roto puede ser arreglado. Tal vez Eurovisión necesite algo de reparación también".
Veremos si Suiza, el país más neutral de Europa, consigue arreglar el descontento y reunir a todos de nuevo en paz y armonía en la 69ª edición del festival de la canción de Eurovisión que tendrá lugar por tercera vez en el país donde se celebró la primera edición del concurso en 1956 ".